Secretos de la mejor pizzería de Chacarita: fugazzeta con muchísima muzzarella, la estatua de Carlitos Balá y una esquina inconfundible

Buenos Aires adoptó un sinfín de tradiciones de la importante ola migratoria europea de fines del siglo XIX y XX, una de ellas es la pasión por la pizza. Un producto que adaptó como propio y reversionó, si bien son varias las opciones para deleitarse, hay un estilo estrella: la fugazzeta.
Hoy en día cada local ofrece su versión, pero hay una pizzería en la Ciudad de Buenos Aires que se destacan por el sabor único que le da. Ubicada en una icónica esquina de Chacarita, su alma de barrio no desaparece entre el ruido y la modernidad porteña.
En Corrientes y Federico Lacroze, a metros de la estación B, se encuentra la esquina más inconfundible del barrio. Frente al cementerio de la Chacarita, y desde casi 80 años, El Imperio de la Pizza ofrece una de las mejores pizzas atrayendo a turistas y amantes del buen comer. Una historia de tradición, sabor y sello argentino.

El Imperio
Fundada por José Caramés, en 1947, se encuentra en el corazón de Chacarita. Las pizzas son al molde, altas, gordas y bien cargadas. Desde temprano en la mañana, ofrece una propuesta variada que va desde un desayuno con café y medialunas a una contundente porción de pizza.
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Su fugazzeta rellena es el plato estrella que no puede faltar y es ideal para disfrutar junto a una porción de fainá. La pizza es al molde y además de la de cebolla, también hay que sumarle la de primavera, espinaca y la especial del lugar, la del “Imperio”, que lleva jamón, morrones, palmito, huevo y tomate.

Tiene la particularidad que al ingresar te da la bienvenida la estatua del querido Carlitos Balá. El famoso humorista nació y se crió en Chacarita y en El Imperio le hicieron un homenaje. Allí no vas a encontrar utensilios de plástico, sino de metal como en los años 60. Su estética es un homenaje permanente al tango, el fútbol y los ídolos más emblemáticos.
La esquina es una de las zonas más transitadas, aun así los comensales se hacen un tiempo para pasear y saborear una porción de parados. Tampoco faltan los turistas que lo viven como todo un acontecimiento porque entienden que comer pizza es más que probar sabores nuevos, también es un ritual.
El local tiene capacidad para más de cien personas sentadas y varias barras. Abre toda la noche los viernes, sábados y vísperas de feriados. ¿El resto de los días? Hasta que se va el último cliente.

El cementerio de la Chacarita
El Imperio no es el único lugar que atrae visitas por la zona, frente a él se encuentra el imponente cementerio cuyo origen esconde una historia trágica que azotó a Buenos Aires con la epidemia amarilla.
Corría el mes de abril y para entonces solo había dos cementerios: el de la Recoleta y en el sur, en Parque Patricios, ninguno podía atender a la demanda de enterrar tanta cantidad de cuerpo en un día. El Cementerio del Sud se abrió de forma provisoria para enterrar a las víctimas de la epidemia de cólera y fiebre tifoidea que ocurrieron entre 1867 y 1869. Pero con la fiebre amarilla no dio abasto, inhumando 700 cuerpos por día, debió cerrar cuando pasó las 18 mil almas que allí descansaban.

Ante este panorama, el gobernador Emiliano Mitre envió a construir el “Enterratorio General de Buenos Aires”. Se destinaron cinco hectáreas en lo que hoy es Parque los Andes, conocido popularmente Chacarita, para un nuevo cementerio. Además, se pidió la construcción de un camino para acceder al lugar y una vía férrea.
Las autoridades decidieron el 11 de marzo de 1871 la habilitación de una nueva necrópolis para dar respuesta inicial a víctimas de la epidemia de fiebre amarilla. Estaba situada a diez kilómetros de la ciudad, en el antiguo Pueblo de Belgrano, y se la conoció como Cementerio del Oeste. Para ese momento ocupaba el espacio que iba por las actuales avenidas Dorrego, Jorge Newbery, Corrientes y Guzmán. El Cementerio Viejo-como luego se lo llamó- fue clausurado en 1875, aunque siguió funcionando hasta el 9 de diciembre de 1886, cuando se lo clausuró definitivamente. Se enterraron 3423 personas.

En 1887 se inauguró el cementerio que hoy conocemos, bautizándolo primero como Cementerio del Oeste y ubicado a metros de su antecesor. Los cadáveres fueron exhumados del viejo cementerio y llevados al osario general del nuevo. Como se le siguió llamando Cementerio de la Chacarita, en 1949 le cambiaron formalmente el nombre. La lista de las personalidades que descansan allí es infinita, pero quizás la más importante es Carlos Gardel quien murió en un accidente de avión en 1935.