Un importante país asegura que Estados Unidos "ya no es confiable" por no cumplir con un pacto militar ya firmado

Estados Unidos, Australia y el Reino Unido anunciaron en 2021 un ambicioso pacto de defensa destinado a plantarle cara a China en el Indopacífico, y que incluirá el desarrollo de submarinos nucleares para los australianos. Sin embargo, la última parte de este trato no está siendo cumplida por el país norteamericano.
El pacto Aukus contemplaba que Australia compraría entre tres y cinco submarinos de clase Virginia de Estados Unidos a partir de 2032. La iniciativa, con un costo estimado de hasta 368.000 millones de dólares para mediados de 2050, fue presentada como una garantía para la seguridad en la región. No obstante, surgieron nuevas dudas sobre la capacidad de Estados Unidos para cumplir con la entrega.

La reunión entre los tres líderes para firmar el pacto Aukus. Foto: EFE/Oliver Contreras
Estados Unidos había dejado claro su interés en contener el avance de China en el Pacífico y con este pacto buscaba cumplir con uno de sus grandes objetivos. Es por eso que la presente situación no solo despierta preocupación en Canberra, sino también en Washington.
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Dado que la industria de construcción naval de Estados Unidos enfrenta dificultades para cumplir con la demanda de su propia armada, lo que podría impedir la venta de submarinos a Australia, se baraja la posibilidad de que los submarinos adicionales se mantengan en servicio bajo bandera estadounidense, operando desde territorio australiano, pero sin estar bajo control soberano de Canberra.
Esto no fue bien recibido por Australia, donde algunos expertos consideran que el país está sacrificando su soberanía y seguridad al depender de la voluntad de Estados Unidos. Malcolm Turnbull, ex primer ministro australiano, advirtió que Aukus podría convertirse en una “catástrofe” si Australia termina sin submarinos propios y con una creciente dependencia de Washington.
Además, subrayó que el acuerdo firmado con Estados Unidos y el Reino Unido convirtió a Australia en “una base central de operaciones desde la cual proyectar poder”, más que en un aliado soberano con capacidades propias.