Irán refuerza su apuesta por la paz tras el conflicto con Israel y Estados Unidos: “La guerra no beneficia a nadie”

El presidente Masud Pezeshkian aseguró que su gobierno busca prevenir futuras guerras mediante el diálogo, aunque advirtió que Teherán no aceptará presiones ni amenazas.
Manifestación en Irán tras el alto el fuego con Israel.
Manifestación en Irán tras el alto el fuego con Israel. Foto: REUTERS

Luego del devastador conflicto de doce días con Israel y de los ataques a sus instalaciones nucleares por parte de Estados Unidos, el gobierno iraní expresó públicamente su voluntad de reforzar el camino diplomático para evitar futuras escaladas bélicas.

Así lo declaró este domingo el presidente Masud Pezeshkian, en una reunión oficial en el Ministerio de Petróleo, donde se refirió al compromiso de su administración con la paz y la estabilidad.

El presidente de Irán, Masud Pezeshkian. Foto: Reuters/WANA
El presidente de Irán, Masud Pezeshkian. Foto: Reuters/WANA

Irán insiste en la vía diplomática pero rechaza toda forma de intimidación

“Estamos tratando de prevenir la repetición de guerras y conflictos, impulsando la diplomacia”, señaló Pezeshkian, de acuerdo con la agencia de noticias estatal IRNA. El mandatario consideró que la guerra “no beneficia a nadie y nunca tiene un vencedor”, y subrayó que Irán se esfuerza por consolidar una política exterior basada en la cohesión interna y la cooperación regional.

“Avanzar hacia la paz, la tranquilidad y la estabilidad” es, según sus palabras, uno de los principales objetivos del Ejecutivo iraní. Para ello, su gobierno se apoya en “la cohesión interna y la amistad con nuestros vecinos y otros países del mundo”.

Manifestación en Irán tras el alto el fuego con Israel.
Manifestación en Irán tras el alto el fuego con Israel. Foto: EFE

Sin embargo, fue enfático al afirmar: “Nunca hemos intimidado, ni intimidaremos, pero tampoco nos someteremos a la fuerza ni a la intimidación de ninguna manera”.

Las declaraciones del presidente iraní se producen en un contexto de fuerte tensión internacional. El 13 de junio, Israel lanzó una ofensiva militar contra Irán que se extendió durante casi dos semanas y dejó cerca de 1.000 muertos, incluidos científicos nucleares y altos funcionarios.

 En respuesta, Irán inició una ofensiva con misiles diarios hacia territorio israelí. A esto se sumó el ataque estadounidense del 22 de junio contra las instalaciones nucleares iraníes de Fordó, Natanz e Isfahán.

Dos días más tarde, el presidente estadounidense Donald Trump anunció un alto el fuego, lo que puso fin al conflicto de manera abrupta.

En paralelo, el ministro de Exteriores de Irán, Abás Araqchí, reveló que su país está dispuesto a retomar las negociaciones nucleares con Estados Unidos, iniciadas el pasado 12 de abril. No obstante, condenó el giro militar del gobierno norteamericano. “Eso fue una traición, no solo contra Irán, sino contra la diplomacia misma”, declaró.

Araqchí aseguró que Teherán ha recibido “múltiples mensajes” de Washington mostrando interés en retomar el diálogo, pero advirtió que no se reanudarán las conversaciones sin garantías claras: “Queremos garantías razonables para evitar que la presión militar se imponga como alternativa al diálogo".

Las autoridades iraníes insisten en que el país no busca la confrontación, pero tampoco tolerará amenazas. De esta forma, Irán afirma que su estrategia se basa en el equilibrio: diálogo sí, pero sin sometimiento.