De motor económico mundial a la pobreza extrema: así es la ciudad de América Latina que fue la más poblada del mundo

Hubo un tiempo en que una ciudad en el corazón de Sudamérica eclipsó a todas las demás. Potosí, enclavada a más de 4.000 metros de altura en lo que hoy es Bolivia, llegó a ser la más poblada del mundo en el siglo XVII, superando incluso a metrópolis europeas como Londres o París.
Su riqueza descomunal provenía del Cerro Rico, una montaña que parecía inagotable y de la que se extrajeron toneladas de plata que sostuvieron durante siglos la economía del Imperio español y alimentaron el comercio global.

Sin embargo, el brillo de la plata no fue eterno. Con el paso del tiempo, el yacimiento comenzó a agotarse, y junto con él se apagó también el esplendor de la ciudad. Hoy, Potosí conserva las huellas de su pasado glorioso en sus iglesias coloniales y calles empedradas, pero enfrenta profundas desigualdades y altos niveles de pobreza.
De ser el motor económico del mundo, pasó a ser un símbolo de cómo la riqueza mal distribuida puede dejar cicatrices difíciles de borrar.
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Potosí fue la ciudad más poblada del mundo
Pese a estar ubicada en una de las zonas más inhóspitas y altas del planeta, esta ciudad de América Latina fue una de las más pobladas durante los siglos XVI y XVII: se estima que llegó a tener más de 160.000 habitantes, una cifra extraordinaria para su época.
La plata extraída de Potosí financió gran parte del Imperio español y tuvo un impacto económico global, ya que sus monedas circularon por Europa, Asia y América. Fue un símbolo de riqueza y poder, pero también de explotación y sufrimiento, ya que miles de indígenas y esclavos trabajaron en condiciones extremas dentro de sus minas.

La ciudad no solo fue símbolo de riqueza; también lo fue del contraste brutal entre el esplendor y la explotación. Las divisiones sociales se marcaban con un río artificial, que separaba el mundo de los colonos españoles del de los trabajadores indígenas.
Pese a que pasaron cientos de años y que la ciudad no es la misma, al caminar por sus calles coloniales, todavía se conservan varios lugares típicos de la época:
- La Casa de la Moneda, donde se fundía y sellaba la plata con destino a Sevilla.
- La Iglesia de San Lorenzo, joya del barroco andino con influencia indígena.
- Las casas patricias que reflejaban el lujo de una élite poderosa.
- Los barrios de mitayos, donde vivían los miles de indígenas sometidos al trabajo forzado.