Los drones de Rusia, tan efectivos como sorprendentes: usan chips con inteligencia artificial, pese a las restricciones de EEUU

La guerra entre Rusia y Ucrania está atravesada por la importancia de los drones, una herramienta que se convirtió en pieza clave para el reconocimiento, la vigilancia y los ataques de precisión. En el caso ruso, muchos de estos aparatos incorporan chips con inteligencia artificial capaces de optimizar rutas, esquivar defensas y mejorar la puntería, incluso en entornos hostiles.
Estos chips, fundamentales en el desarrollo de IA por su capacidad de procesamiento paralelo, permiten integrar funciones avanzadas de navegación, reconocimiento y guiado que aumentan la letalidad y reducen la dependencia de enlaces de control vulnerables a bloqueos.

Lo llamativo es que, pese a las sanciones que deberían impedirle acceder a hardware de NVIDIA, Rusia logró incorporar sus potentes procesadores Jetson en varios de los modelos más avanzados. Estos componentes, clave para el rendimiento de los drones, habrían sido obtenidos mediante contrabando en pequeños lotes y a través de terceros países, sorteando así las restricciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados.
NVIDIA, valorada en más de cuatro billones de dólares y con alrededor del 85% del mercado global de chips para IA, produce tanto unidades de alto rendimiento para centros de datos como placas compactas Jetson para drones.
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Ucrania dio con una de las claves detrás de la potencia de los drones rusos más sofisticados. Tras interceptar y abrir el modelo kamikaze más avanzado del arsenal de Moscú, los especialistas ucranianos descubrieron que su “corazón” tecnológico es un procesador NVIDIA, capaz de dotar al aparato de funciones de inteligencia artificial para optimizar ataques, esquivar defensas y operar con una precisión letal.
Este hallazgo no fue casual. Desde hace meses, Ucrania convirtió la apertura y el análisis de drones rusos —ya sea confiscados o derribados— en una práctica casi de laboratorio forense. Estos desmontajes revelaron no solo innovaciones técnicas, sino también mensajes ocultos dejados por soldados rusos y pistas sobre el origen de cada componente, muchas veces con resultados sorprendentes.
Entre las revelaciones más llamativas, destaca el papel que juega China como engranaje clave en la maquinaria bélica rusa, aportando componentes y tecnologías que, combinadas con hardware obtenido mediante contrabando, mantienen a flote la capacidad ofensiva de sus drones.