La increíble estrategia de China para proyectar poder militar en Asia, construir islas artificiales

El gigante asiático transformó arrecifes y bancos de arena en islas capaces de sostener infraestructura militar.
Fiery Cross Reef, una de las islas artificiales de China.
Fiery Cross Reef, una de las islas artificiales de China. Foto: Wikipedia.

El Mar del Sur de China es una de las regiones marítimas más disputadas del planeta dado que países como Filipinas, Vietnam, Malasia y Brunei, también reclaman soberanía. Consciente de esto, en la última década China llevó a cabo un ambicioso programa de construcción de islas artificiales con el objetivo de proyectar influencia sobre rutas comerciales que transportan aproximadamente un tercio del comercio marítimo mundial.

Entre las construcciones más destacadas se encuentran pistas de aterrizaje, puertos, radares y silos de defensa antiaérea, que permiten a Pekín proyectar su poder militar en una región crucial.

Subi Reef, una isla construida por China para proyectar poder militar. Foto: Wikipedia.

Una de las islas artificiales más relevantes es Fiery Cross Reef, también conocida como Reef de la Cruz Ardiente. China comenzó actividades de recuperación de tierras en este arrecife en 2014, construyendo una isla artificial que incluye una pista de aterrizaje de aproximadamente 3.300 metros, un puerto y una base militar. Esta infraestructura fue utilizada tanto para fines civiles como militares, permitiendo el despliegue de aeronaves y la construcción de instalaciones de radar y comunicaciones.

Además de Fiery Cross Reef, China desarrolló otras islas artificiales en la región, como Mischief Reef y Subi Reef, que también fueron militarizadas con instalaciones similares.

Las islas artificiales de China, un problema para muchos países

La creación de islas artificiales a manos de China provocó disputas territoriales con varios países vecinos, como Filipinas, Vietnam y Malasia, que también reclaman soberanía sobre partes del Mar del Sur de China. Estas tensiones llevaron a confrontaciones marítimas y atrajeron la atención de potencias extranjeras, como Estados Unidos, que expresaron preocupaciones sobre la militarización de la región y su impacto en la libertad de navegación.

China reclama casi el 90% del Mar de China Meridional, invocando “derechos históricos” por la presencia ancestral del Imperio en la región. Se trata de una zona rica en recursos naturales y con rutas marítimas estratégicas.