“Argentina y la Segunda ‘Revolución de las Pampas’”, por Germán Luis Kammerath

Germán Luis Kammerath, ex Intendente de la Ciudad de Córdoba, Diputado Provincial, Diputado Nacional y Vicegobernador de dicha provincia, brindó su opinión en Reporte Asia sobre la figura del ex presidente argentino Carlos Saúl Menem y su relación con el campo.
A continuación, reproducimos lo expresado en dicho artículo:

Cómo Argentina en los años 90, entre 1989 y 1999, asumió el liderazgo mundial en la gestión agrícola de innovación, ayudando a alimentar al mundo y compartiendo su paquete tecnológico a muchos países de todos los continentes.
Un nuevo amanecer en Las Pampas
En el corazón del continente sudamericano, donde el horizonte se funde con la tierra fértil de las pampas, una transformación silenciosa germinó con la fuerza de una tormenta de verano. No fue una revolución de banderas ni de consignas: fue una revolución de conocimiento, de ciencia aplicada a la tierra. A partir de los años 90, con el liderazgo del presidente Carlos Menem -quien supo ver en el agro el eje de una nueva era productiva- y las reformas económicas implementadas por su ministro Domingo Cavallo, Argentina reconfiguró su papel global y emergió como una potencia exportadora no sólo de alimentos, sino también de tecnología y conocimiento agrícola.
También podría interesarte
Esta es la historia de la Segunda Revolución de las Pampas, una epopeya de modernización productiva que convirtió a Argentina en uno de los países más influyentes del mundo en materia de agroindustria y en un protagonista clave en la lucha contra el hambre global.
La desregulación económica que abrió los surcos del futuro y liberó las energías del campo
Uno de los pilares silenciosos pero decisivos de esta transformación fue el Decreto Presidencial 2284/91, firmado en octubre de 1991, que inició el proceso de desregulación económica. Sus alcances en el sector agropecuario fueron determinantes: el Presidente Carlos Menem lo presentó en Cadena Nacional ante el pueblo argentino. El prestigioso diario español El País tituló “Carlos Menem decreta una histórica liberalización de la economía argentina”. Dicho decreto establecía, entre otros conceptos:
Fin de las regulaciones distorsivas de precios y cupos. Hasta 1991, el Estado intervenía fuertemente en los mercados de productos agrícolas y ganaderos: precios mínimos obligatorios, cupos de exportación, restricciones regionales. El decreto eliminó esta maraña normativa, permitiendo al productor vender libremente al mejor precio, tanto en el mercado interno como en el externo.
“Declárase la libertad de precios, abastecimiento y comercialización de bienes y servicios como principio general.” (art. 1)
Apertura a la competencia en insumos y maquinaria. El ingreso de fertilizantes, semillas, agroquímicos y maquinaria dejó de estar condicionado por normas aduaneras restrictivas. Esto abrió paso a nuevas tecnologías (como la siembra directa), bajó costos y aceleró la adopción de semillas mejoradas.
Eliminación de privilegios corporativos y controles sindicales. Se terminaron restricciones que otorgaban privilegios a cámaras o sindicatos, como la obligación de faenar en mataderos específicos o pagar peajes institucionales. Esto permitió que cooperativas, frigoríficos privados y nuevos actores ingresaran a la cadena de valor.
Desmonopolización de logística y transporte rural. Se liberó el transporte interjurisdiccional, el acopio y almacenamiento. Surgieron plataformas de camiones, nuevos acopiadores, servicios de transporte frigorífico y mejoras en la eficiencia poscosecha.
El Decreto 2284/91 de Desregulación Económica fue para el campo argentino lo que el arado en el siglo XIX: un instrumento de liberación. Dio al productor el derecho de competir en libertad y sentó las bases de la Segunda Revolución de las Pampas.
El fin de las “retenciones” (derechos a las exportaciones de productos agrícolas)
Otro hito clave fue la histórica decisión de la administración Menem de derogar los Derechos de Exportación (conocidos como retenciones) a la producción agrícola. Esta medida representó un reconocimiento explícito de la distorsión que implicaba ese impuesto sobre la competitividad del agro argentino, particularmente frente a competidores directos como Estados Unidos, Brasil y Paraguay, donde tales gravámenes no existen o son marginales. En un contexto de profunda transformación estructural, la eliminación de las retenciones tuvo un efecto inmediato sobre la confianza del productor: liberó recursos para reinversión en maquinaria, vehículos, mejoras en infraestructura rural e insumos, con un fuerte impacto en la eficiencia y los rendimientos del sector. El fin de las retenciones se mantuvo vigente durante los diez años de la presidencia de Carlos Menem, y marcó una etapa sin precedentes de expansión productiva. Vale la pena remarcar que ninguno de los países que producen granos y oleaginosas tienen este tipo de castigo impositivo, a excepción de Rusia que acaba de derogarlas.
De granero del mundo a cerebro del agro global
La Primera Revolución de las Pampas, en los albores del siglo XX, posicionó a Argentina como el “granero del mundo”. Gracias al ferrocarril, la inmigración europea, la extensión de la frontera agrícola y una política de integración con los mercados, el país se convirtió en uno de los principales exportadores de carne y cereales. Luego de la Segunda Guerra Mundial, Argentina alimentó a muchos países, como España, sometida a un cruel bloqueo. Con motivo del nacimiento del Estado de Israel, el gobierno argentino efectuó envíos muy relevantes de alimentos en el inicio complejo de esa nación.
La Segunda Revolución de las Pampas, un siglo después, representó un cambio paradigmático: de la producción extensiva a la intensiva; del productor tradicional al empresario agroindustrial globalizado; del modelo extractivo a la sostenibilidad y la trazabilidad. Fue una transformación tecnológica, cultural, logística, educativa y diplomática.
Hitos de la tecnología agrícola argentina. El rol de Maradona y su “soja” gambeteando fronteras
El recorrido de la innovación agropecuaria argentina tiene raíces profundas. En 1929, en Sunchales, provincia de Santa Fe, el inmigrante italiano Alfredo Rotania y sus hermanos crearon la primera cosechadora autopropulsada del mundo, revolucionando la mecanización agrícola. Más de medio siglo después, Argentina volvió a marcar un hito con la adopción masiva de la siembra directa, una técnica que había comenzado en los Estados Unidos, pero que encontró en el suelo argentino su máxima expresión. Hoy, más del 90% de la superficie agrícola se trabaja con este sistema, convirtiendo al país en líder mundial en su aplicación.
El desarrollo y uso extendido del silo bolsa, una innovación originalmente pensada para alimentación animal en Alemania y EE.UU., se transformó en Argentina en una solución logística clave para el almacenamiento descentralizado de granos. Esta tecnología mejoró la eficiencia de la poscosecha y fue adoptada también en múltiples países como Ucrania, Sudáfrica y Brasil.
En el ámbito biotecnológico, Argentina fue el segundo país del mundo en aprobar el uso de soja transgénica resistente al glifosato (Roundup Ready) en 1996, lo que marcó un antes y un después en el manejo del cultivo. Esta variedad -conocida coloquialmente como «soja Maradona» por su capacidad de «gambetear» las fronteras e ingresar por canales grises a Brasil y Paraguay antes de su aprobación formal en los mismos– se convirtió en el estándar de la región y fue uno de los motores del crecimiento explosivo del Mercosur como proveedor global de oleaginosas. Esta semilla transformó el ecosistema agrícola de toda Sudamérica y la convirtió en una potencia de la proteína vegetal más importante del mundo.
¿Qué es el paquete tecnológico argentino? La “receta” de la Segunda Revolución de las Pampas
El paquete tecnológico del agro argentino representa un conjunto integrado de conocimientos, herramientas y prácticas que permiten una agricultura de alta eficiencia, trazabilidad y sustentabilidad. Este modelo ha sido fundamental para posicionar a Argentina como un referente internacional en producción agroalimentaria y como exportador de know-how agronómico. El paquete incluye:
- Siembra directa con cobertura permanente del suelo
- Semillas genéticamente mejoradas (OGM y no OGM)
- Fertilización racional basada en análisis de suelos
- Maquinaria agrícola de precisión
- Almacenamiento en silo bolsa, que descentraliza la logística
- Monitoreo satelital y sensorización del cultivo
- Manejo integrado de plagas
- Plataformas de gestión agronómica (AgTech)
Este paquete es también un ejemplo paradigmático de «agricultura regenerativa» real, sin eufemismos. Como señala Héctor Huergo, “gracias a la siembra directa, no solo mejoramos el aprovechamiento del agua y aseguramos mejores rindes. Pudimos volcar a la agricultura millones de hectáreas degradadas por el enmalezamiento y la erosión, mejorando los indicadores de sustentabilidad. Más biodiversidad, más vida inteligente en la tierra”.
Esta combinación de innovación tecnológica y eficiencia productiva no sólo incrementó los rendimientos en el país, sino que se ha transformado en una herramienta de diplomacia económica, un verdadero soft power argentino. A través de misiones técnicas, asesorías, acuerdos comerciales y cooperación Sur-Sur, este paquete se ha difundido por América Latina, África y Asia, siendo adoptado en múltiples países con diferentes ecosistemas.
Startups como Kilimo (riego inteligente con IA, nacida en Córdoba y financiada por fondos suizos como Emerald Ventures) y ZoomAgri (trazabilidad digital de granos, con inversión de GrainCorp de Australia) son ejemplos del dinamismo que generó este ecosistema. La solución integral ACAMicampo, desarrollada por Agrobit, la agtech líder desde Villa María, ofreció una gigante y útil herramienta a decenas de miles de asociados de cooperativas agrícolas para una gestión del suelo, la humedad, la siembra, la cosecha y la sensible tarea de la poscosecha, mostrando que la era tecnológica en el campo es un complemento ideal por la idoneidad y know how de los gestores de la producción de alimentos.
La revolución de la conectividad rural
El sector de las telecomunicaciones también vivió una transformación radical. A través del Programa de Telefonía Semipública de Larga Distancia (SSPLD), en el marco de las obligaciones de las empresas telefónicas, más de 3.000 localidades y parajes rurales de menos de 500 habitantes accedieron por primera vez a comunicaciones telefónicas básicas.
La expansión de la telefonía móvil, en el marco de la licitación de la telefonía móvil del interior del país que llevamos adelante desde la Secretaría de Comunicaciones en los 90, con la irrupción de empresas como Unifón, Personal y CTI, garantizó cobertura de telefonía móvil en localidades de más de 500 habitantes y en las principales rutas nacionales por donde se transporta la producción agropecuaria hacia los puertos y centros logísticos del país.
Simultáneamente, el satélite argentino Nahuelsat, segundo satélite del mundo financiado por el sector privado, brindó conectividad corporativa de alto nivel en todo el territorio nacional y países vecinos, mientras DirecTV ,que llegó a Argentina luego de la firma del Tratado de Reciprocidad Satelital entre USA y Argentina, permitió el acceso a contenidos educativos, deportivos y culturales en hogares y escuelas rurales, mejorando la calidad de vida en zonas tradicionalmente desconectadas, aportando además entretenimiento de calidad internacional y sumándose a las miles de empresas pymes de TV Cable y cooperativas que prestaban esos servicios en todo el territorio. Un plan para darle voz a los que no tenían voz.
Logística portuaria y maquinaria: el salto final
El enorme avance de la logística portuaria y de la ya famosa Hidrovía, una superautopista de los alimentos de Sudamérica, facilitó que el crecimiento exponencial de la producción agrícola y de los productos con valor agregado -como harina, aceite, expeller y pellets- llegaran a los mercados de todo el mundo. Los modernos puertos de Timbúes, San Lorenzo, San Martín, San Nicolás, Villa Constitución y otros ubicados en Ramallo, Zarate, Quequén, conforman hoy un hub portuario entre los más relevantes del planeta para el comercio de productos agrícolas.
En paralelo, se consolidó un entramado industrial de maquinaria agrícola y de tecnologías asociadas al almacenamiento. Las fábricas de sembradoras, cosechadoras, pulverizadoras, tolvas autodescargables, forrajeras embolsadoras, y el desarrollo de silos bolsa al estilo argentino, de proyección global, constituyen un paquete tecnológico de calidad mundial, reconocido y demandado en África, Europa del Este y Asia.
La maquinaria agrícola argentina llegó a Sudáfrica, Colombia, Alemania, España, Italia, Estados Unidos, Bulgaria, Armenia, Ucrania, Kenia, Nigeria, Zambia, Egipto, Etiopía, Botsuana y otras alejadas naciones. La impactante fiesta de la maquinaria agrícola que se realiza todos los años el 12 de diciembre en la ciudad de Las Parejas, capital nacional de esta actividad, es una demostración de este enorme músculo productivo de calidad internacional.
Biocombustibles, industria aceitera, harinera y láctea: nuevos motores del agro industrial
La industria de los biocombustibles, a partir de aceite de soja y etanol de maíz, se consolidó como un sector estratégico para diversificar la matriz energética y agregar valor a la producción primaria. Argentina instaló millones de metros cúbicos de capacidad industrial en plantas modernas, liderando en América Latina este sector.
En paralelo, el país se transformó en líder mundial en exportaciones de aceite y harina de soja, insumos fundamentales para la producción global de proteínas animales. También la industria láctea, con sus sistemas pastoriles mixtos y la incorporación de genética animal avanzada, ha alcanzado estándares de calidad internacional, con marcas y productos reconocidos en mercados exigentes.
Know-How de exportación
La cooperación internacional también tuvo un rol destacado. Argentina compartió activamente su paquete tecnológico agrícola y de genética bovina con países de América Latina, África y Asia, transformándose en una plataforma de soft power agrícola.
Técnicos, agrónomos y expertos en trazabilidad sanitaria y alimentación intensiva capacitaron a productores en Angola, Mozambique, la República Popular China, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Vietnam y países del este europeo. En este último, incluso comenzaron a comprar burlanda seca (DDGS), un subproducto del maíz utilizado en alimentación animal tras la extracción de etanol, lo que evidencia el valor agregado que aporta la agroindustria argentina. En el campo argentino nada se pierde, todo se transforma.
Los aportes de las Generaciones del 80 y de los 90
La Generación del 80 sentó las bases de la modernización argentina y la convirtió en el “Granero del Mundo”, tal como se conocía a nuestro país, a fuerza de inversiones, políticas de estado, educación popular, cuidado del territorio, atracción de inmigrantes y otras iniciativas modernizadoras. Luego de décadas de demagogia, inestabilidad institucional, populismo y economía cerrada, en los años 90 otra Generación, con un enorme apoyo popular, permitió volver a la senda del progreso y llevar adelante la Segunda Revolución de las Pampas para beneficio nacional y para aportar know how, tecnología y alimentos al mundo.
Sembrar alimentos es sembrar paz y prosperidad
Un ingeniero argentino asesora en Angola. Una sembradora de Las Parejas trabaja en Linyi, China. Una bolsa de maíz con tecnología criolla llega a India. La tecnología de una agtech argentina ayuda a gestionar los campos en Brasil. En cada uno de esos gestos hay algo más que comercio: hay una filosofía. Sembrar no es sólo producir. Es compartir. Es construir.
La Segunda Revolución de las Pampas fue eso: un proyecto de país, un compromiso con la humanidad. Argentina no sólo fue el granero del mundo. Hoy es el cerebro agrícola de un planeta hambriento de soluciones. Y en los surcos de esta tierra generosa, la esperanza sigue germinando a fuerza de trabajo, pasión y compromiso, ayudando a alimentar a más de 450 millones de habitantes del mundo. Inmensa tarea para una nación. Gran herramienta de soft power argentino para apoyar al planeta en la búsqueda de más y mejores alimentos. Aporte de la “Generación del 90”.
Fuentes
- Diario El Pais (España) “Carlos Menem decreta una histórica liberalización de la economía argentina”, 02/11/1991.
- Agrofy “Rotaina: así fue la puesta en marcha de la primera cosechadora autopropulsada del mundo”, 17/01/2019.
- Publicación “Revolución en las Pampas”, Historia social del Trigo argentino-1860-1910, James Scobie.
- Centro Argentino de Ingenieros “La Revolución tecnológica que puso al agro Argentino en el mapa mundial”.
- Clarín: “El mundo nos está mirando”, 22//06/2024, Hector Huergo.
- Clarín: “Aquella ola pasajera… y la Segunda Revolución de las Pampas”, 21/02/2025
- Infoleg: Decreto 2284/1991 de Desregulación Económica.
- Argentina.gob.ar “Silobolsas argentinos: con potencial para guardar los granos de Brasil”, 01/03/2023.
- La Nación: “La soja Maradona, la expansión brasileña y un ministro equivocado”, 17/05/2025.