Potencias mundiales monitorean una nueva amenaza global: podría alterar ecosistemas y el clima del planeta

El calentamiento global podría desencadenar la liberación gradual de un enorme depósito de carbono orgánico, lo que aceleraría aún más los efectos del cambio climático.
El permafrost se derrite a gran velocidad.
El permafrost se derrite a gran velocidad. Foto: Fundación Aquae.

Bajo la superficie helada del Ártico se esconden restos de vida antigua: materia orgánica congelada que contiene carbono atrapado en el tiempo. Ahora, el aumento de las temperaturas globales está “despertando” estas reservas dormidas que se encuentran en el permafrost y podría comenzar a liberar lentamente su contenido a la atmósfera.

El permafrost enfrenta un equilibrio delicado, donde incluso alteraciones menores pueden liberar cantidades significativas de carbono y desatar efectos que aumenten las temperaturas y modifiquen los sistemas climáticos a nivel global.

Permafrost. Foto: Wikipedia.

Las áreas de permafrost albergan cerca del 30% del carbono orgánico contenido en los suelos del planeta, una cifra preocupante si se considera su potencial para contribuir al calentamiento global.

El deshielo proyectado entre 2070 y 2100 podría exponer entre 119 mil millones y 251 mil millones de toneladas de carbono, dependiendo de los niveles de emisiones globales. Entre un 4% y un 8% de este material quedará disponible para descomposición y liberación a la atmósfera en forma de dióxido de carbono y metano.

De estos datos se desprende la relación estrecha entre el incremento de dióxido de carbono en la atmósfera y los efectos del deshielo en los ecosistemas árticos. A su vez, la interacción entre el carbono del permafrost y el cambio climático global presenta una complejidad significativa, determinada por factores como la temperatura, la humedad, el pH y la actividad microbiana.

Consecuencias peligrosas del deshielo del permafrost

El deshielo del permafrost no solo transforma los paisajes del Ártico, sino que también plantea desafíos cruciales para el equilibrio climático global.

Pese a que la mayor parte del carbono profundo permanecerá atrapada en capas de suelo congelado debido a factores como temperaturas bajas, cualquier cambio en estas condiciones, como un deshielo más rápido, un aumento en las temperaturas del suelo o la intensificación de la actividad microbiana, podría desencadenar una liberación masiva de gases de efecto invernadero.

Procesos como el desmoronamiento del terreno, las inundaciones y los incendios forestales aceleran la degradación del permafrost, intensificando el impacto sobre los ecosistemas y el clima global.