Se acabó el misterio: por qué algunas personas no conectan con los perros, según la psicología

Según estudios científicos y especialistas, la relación de las personas con los perros puede verse afectada por múltiples factores. Qué elementos determinan esta afinidad.
Algunas personas no sienten afinidad con los perros.
Algunas personas no sienten afinidad con los perros. Foto: Freepik.

Aunque los perros son considerados los mejores amigos del ser humano, no todas las personas sienten la misma conexión con ellos. La afinidad hacia estos animales puede variar según experiencias personales, traumas previos o incluso influencias culturales.

Expertos y estudios científicos señalan que estos factores, entre otros, juegan un papel determinante en cómo se establece este vínculo, mostrando que la relación con los perros no depende únicamente del amor por los animales, sino de una combinación compleja de elementos psicológicos y sociales.

Escasa conexión con los perros. Foto: Unsplash.

Lejos de carecer de empatía, las personas que no sienten afinidad por los perros pueden mostrar sensibilidad hacia otros animales o incluso hacia los humanos. En muchos casos, esta distancia responde a miedos aprendidos, experiencias negativas previas o simplemente a una preferencia personal que no implica rechazo hacia los animales en general. Además, factores culturales y familiares influyen en cómo se perciben los perros, moldeando desde la infancia la relación que cada individuo desarrolla con ellos.

De este modo, según la especialista Olga Albaladejo, consultada por CuerpoMente, la falta de interés hacia los perros no confirma insensibilidad. Por el contrario, revela la diversidad de factores personales que intervienen en la relación con los animales.

¿Por qué una persona puede no sentir empatía por los perros?

Entre los motivos habituales, la experta menciona experiencias negativas en la infancia, como mordeduras o sustos, estilos de apego reservados, hipersensibilidad a los ruidos o a los movimientos impredecibles, e incluso la falta de tiempo o energía para asumir los cuidados que exige un perro. Incluso, pueden aparecer fobias específicas hacia animales.

En su trayectoria profesional, la psicóloga identificó distintos perfiles entre quienes no muestran interés por los perros. Se encuentran, por ejemplo, personas estructuradas y autoexigentes, que valoran la previsibilidad y perciben a los perros como animales desordenados; individuos con un estilo evitativo, que pueden sentirse abrumados por la intensidad afectiva del animal; y personas con alta sensibilidad sensorial o neurodivergencia, para quienes el ruido, el pelo o los movimientos de los perros resultan incómodos.

Albaladejo subraya que estos perfiles reflejan diferencias personales legítimas y no deben considerarse indicios de déficits emocionales.