El “pueblo de los infieles”, un lugar chico con infierno grande: el crimen pasional que lo cambió todo

Ya pasaron más de 20 años del asesinato de Ángel Palacios, un hecho que conmocionó a un pequeño pueblo bonaerense que nunca volvió a ser el mismo. La historia dejó una marca tan profunda que terminó por darle la peor de las famas: ser conocido como “el pueblo de los infieles”.
Con apenas 100 habitantes que dicen “no saber nada”, pero en realidad lo saben todo, la Justicia nunca logró resolver un crimen en un pueblo tan pequeño. Hoy, a casi dos décadas del hecho, el caso sigue impune.

El asesinato ocurrió el 10 de marzo de 2005 en Dennehy, una localidad del partido de 9 de Julio, a solo tres horas de la Ciudad de Buenos Aires. Desde entonces, el pueblo esconde un secreto tan oscuro como profundo, que nadie ha podido revelar.
El asesinato de Ángel Palacios, ¿un crimen pasional?
El primer sospechoso que surgió en la investigación por el homicidio fue Clemente Villegas, otro vecino de esa localidad bonaerense cuya esposa mantenía un romance con la víctima. También que el único acusado que tuvo la causa, que llegó a juicio recién en 2017.
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Sin embargo, la Justicia de Mercedes consideró que las pruebas no eran suficientes y decidió absolverlo. Desde entonces, el pueblo se llenó de miedo, porque había un asesino suelto entre ellos, y también de indignación, ya que para los magistrados, el descontrol sexual de Dennehy era tal que cualquiera de los 42 hombres en edad reproductiva que vivían allí eran sospechosos del asesinato.

La noche del crimen: un solo balazo certero y letal
Palacios tenía 27 años cuando lo mataron y trabajaba como peón de campo. Aquella noche lo sorprendieron a pocos pasos del almacén del pueblo y a 50 metros de la estación. El asesino lo obligó a arrodillarse y lo último que hizo la víctima fue ponerse las manos en los bolsillos de la campera y levantar la cabeza hacia arriba para esperar su muerte.
El asesino le disparó a Palacios de arriba hacia abajo, según determinaron los forenses al examinar el cuerpo: la bala ingresó por la frente y salió por la nuca. Un solo disparo, certero y letal, bastó para convertir a Dennehy en un pueblo chico con infierno grande.
El principal sospechoso
Clemente Villegas había crecido en aquel pueblo del partido de 9 de julio, al igual que Lorena Valbuzzi, quien era su esposa y la madre de sus tres hijos. Una familia tipo como tantas otras, solo que ella solía tener de vez en cuando relaciones extramatrimoniales y no se molestaba en ocultarlo.

Eso es lo que más llama la atención: Clemente Villegas conocía la infidelidad y aseguraba que no le molestaba, porque su mujer lo hacía feliz. En una entrevista posterior al crimen, declaró: “De mi mujer podrán decir cualquier cosa, pero a mí me hace feliz. Será cualquier cosa, pero yo la quiero con locura”.
A pesar de sus palabras, el marido despechado y la posible venganza contra el amante de su esposa se convirtieron en la primera hipótesis de la causa.
El pueblo de los infieles
Y acá es donde surge uno de los datos más interesantes. Villegas fue llevado a juicio en el Tribunal Criminal N° 3 de Mercedes acusado de homicidio agravado por alevosía, en un proceso que se desarrolló en diciembre de 2017 tras 12 años del asesinato. Durante el debate, cerca de 60 testigos declararon, y aunque la investigación se centró inicialmente en la posible venganza por una infidelidad, surgió que las relaciones abiertas eran comunes en el pueblo.
El defensor destacó que, si la única evidencia era una infidelidad, entonces todos los habitantes podían ser sospechosos, incluyendo mujeres. Finalmente, los jueces absolvieron a Villegas, reconociendo en su fallo que la vida amorosa en Dennehy era compleja y estuvo marcada por celos y relaciones cruzadas, lo que dificultó esclarecer el crimen.

Así fue como la sentencia del caso dice, que en Dennehy hay tantas infidelidades y tantos amores cruzados que cualquier ser humano podría ser el asesino. Por eso, el pueblo se ganó esta mala fama a causa de sus infidelidades masivas donde los encuentros clandestinos entre todos impidieron esclarecer este hecho.
La causa terminó sin avances debido a una investigación deficiente, y aunque Villegas fue el único sospechoso, muchos en el pueblo y autoridades locales sospechan que el crimen fue un ajusticiamiento ligado a asuntos ocultos de Palacios.

Por su parte, los vecinos reclamaron justicia y cuestionaron el fallo, pero la causa prescribió sin esclarecerse quién lo mató. Villegas se alejó del pueblo intentando empezar de nuevo junto a su esposa, mientras el misterio y la sombra del crimen siguen vigentes en Dennehy.