El secreto mejor guardado de Brasil: así es el Parque Nacional de las Cavernas del Peruaçu, declarado Patrimonio de la Humanidad

El mundo está lleno de rincones sorprendentes, y Brasil es uno de esos países que guarda verdaderas joyas escondidas. Más allá de sus playas paradisíacas, montañas imponentes y cascadas selváticas, su territorio alberga una riqueza natural inmensa. En ese contexto, se destaca el Parque Nacional Cavernas del Peruaçu, recientemente reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Se trata de un destino poco explorado por el turismo. A pesar de su enorme valor geológico e histórico, las Cavernas del Peruaçu son el segundo parque natural menos visitado de Brasil, con apenas 14.600 visitantes en 2024, según datos oficiales. Sin embargo, quienes llegan hasta allí se encuentran con un paisaje tan imponente como inolvidable.

Así es el Parque Nacional Cavernas del Peruaçu, el lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO
El Parque Nacional Cavernas del Peruaçu, en Brasil, alberga cientos de cuevas con pinturas rupestres milenarias y una biodiversidad única. Recientemente, fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Ubicado en el Estado de Minas Gerais, al sudeste de Brasil, el parque nacional “está situado en la intersección de los biomas Cerrado, Caatinga y Mata Atlántica y alberga más de 2.000 especies de plantas y animales, incluidas muchas amenazadas”, detalla la Unesco.
También podría interesarte

Se trata del vigesimoquinto bien considerado Patrimonio de la Humanidad en Brasil y se suma a tesoros naturales, como las cataratas de Iguazú, y culturales, como el centro histórico de la ciudad colonial de Ouro Preto.
“Desarrollado en el cratón estable de São Francisco, el paisaje refleja los principales cambios climáticos y geológicos del Plio-Pleistoceno”, destacó la Unesco, sobre el parque nacional recién inscrito en la lista de Patrimonio de la Humanidad.
Área protegida desde 1999, el parque comprende una superficie de 564 kilómetros cuadrados de bosque bajo atravesados por el río Peruaçu, en una región recóndita de Minas Gerais.
La Unesco juzgó que el cañón que forma este río da lugar a “espectaculares paisajes de piedra caliza, vastas cuevas y una rica biodiversidad”. Asimismo, remarcó que los sistemas de cuevas horizontales del parque están “formados en roca carbonatada”.

Entre el medio millar de cavidades, sobresale la Caverna do Janelão (ventanal, en portugués), llamada así por tener alturas superiores a los 100 metros y porque a ella se accede por una apertura grandiosa en la pared de un desfiladero.
Otros de los tesoros del parque nacional son las paredes cubiertas de pinturas prehistóricas de diferentes pigmentos, desde el amarillo al negro.

Más allá de su valor geológico e histórico, las Cavernas del Peruaçu siguen siendo uno de los secretos mejor guardados de Brasil: en 2024, recibió apenas 14.600 visitantes, según datos oficiales, lo que lo convierte en el segundo parque natural menos visitado del país. Sin embargo, tras su reciente declaración como Patrimonio de la Humanidad, se espera que esta cifra comience a crecer.