Tranquilidad y sabores de campo: el bello pueblo escondido al que se puede llegar en tren desde CABA

A veces, no hace falta ir muy lejos para cambiar de aire. A poco más de una hora del caos porteño, el pequeño pueblo de Lozano, en el partido de General Las Heras, se perfila como uno de esos destinos rurales que sorprenden por su simpleza y calidez. Con calles silenciosas, casas antiguas y una vida que transcurre sin apuro, este lugar invita a desconectar, respirar hondo y reencontrarse con lo esencial.
Lozano nació alrededor del Ferrocarril Belgrano Sur, cuya antigua estación hoy es un emblema del pueblo. En sus alrededores, las calles conservan nombres y construcciones de otras épocas, como el pintoresco Boulevard París, donde el tiempo parece haberse detenido.

Una pulpería con historia y un bodegón inolvidable
Uno de los grandes atractivos del pueblo es El Resorte, una pulpería centenaria que volvió a la vida gracias a Gustavo Barbella y Adriana Salagoity. Abierta originalmente en 1912, fue restaurada con un estilo muy personal, repleto de objetos antiguos que Gustavo fue reuniendo con los años. Hoy ofrece picadas, empanadas y asado con reserva, en un ambiente familiar y lleno de anécdotas.
También está La Tacuara, frente a la estación de tren, donde Mónica cocina platos bien caseros en un espacio que fue un antiguo almacén de ramos generales. El lugar conserva muebles, botellas y carteles originales, y cada detalle suma a una experiencia auténtica. Además de la comida como pastas, empanadas y asados, se organizan peñas folklóricas y eventos culturales.
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Cómo llegar a Lozano
En auto, hay que tomar el Acceso Oeste hasta Luján, seguir por la Ruta Nacional 5 y después por la Ruta Provincial 47. Luego de pasar por La Choza, aparece Lozano.
También se puede llegar en tren, tomando el Belgrano Sur desde González Catán. El trayecto dura alrededor de una hora y 40 minutos, ideal para quienes disfrutan de los viajes tranquilos con paisaje de campo.

Un respiro rural cerca de la ciudad
Lozano es más que un pueblo: es una invitación a volver a lo simple. Entre comidas caseras, construcciones con historia y mucho verde, ofrece una experiencia diferente, sin multitudes ni turismo masivo. Una opción ideal para escaparse un día, relajarse y redescubrir la tranquilidad.